En la terminal del aeropuerto tuvo lugar un acontecimiento insólito: Alrededor de 100 niños y jóvenes gravemente enfermos del Equipo de Cuidados Paliativos del Hospicio Infantil del Sarre, junto con sus padres y familiares, se reunieron para celebrar su fiesta de Navidad invitados por el Director General del aeropuerto, Thomas Schuck.

Los contactos se iniciaron hace dos años, pero al final la celebración tuvo que aplazarse dos veces debido a la pandemia. La directora del hospicio, Gertrud Kiefer, se mostró encantada y confiada en poder volver a organizar con regularidad encuentros tan importantes en el futuro.

En el trabajo de los hospicios, los niños gravemente enfermos y sus necesidades son el centro de nuestros esfuerzos. El trabajo también incluye el apoyo a las familias y, por último, pero no por ello menos importante, el asesoramiento en el duelo. Se trata de no estar solo al morir, de tener gente conocida alrededor y, si es posible, de poder quedarse en casa en un entorno familiar. Este proceso puede durar muchos años, especialmente para los niños y los jóvenes.

La labor del Equipo de Cuidados Paliativos y Hospicio Infantil del Sarre es única: 22 personas a tiempo completo, entre ellas tres médicos y otros 18 profesionales especialmente formados, atienden a unos 175 pacientes jóvenes gravemente enfermos y otros enfermos terminales. La asistencia se presta en régimen ambulatorio desde la base de Merchweiler a todo el Sarre y, ocasionalmente, también a la vecina Renania-Palatinado. Además, hay unos 80 voluntarios que acompañan gratuitamente a las familias.

La reunión navideña se centró en socializar, divertirse y compartir. La música del coro y un payaso mago amenizaron la velada, en la que también hubo pasteles, tartas y otras delicias. Papá Noel repartió generosamente regalos y también estuvo pacientemente disponible para una foto de recuerdo. El vehículo de los bomberos del aeropuerto y el coche de policía también fueron muy populares; un perro rastreador demostró cómo se encuentran objetos peligrosos en las operaciones aeroportuarias.

En cualquier caso, la celebración fue una grata oportunidad para que los participantes olvidaran por una tarde su vida cotidiana, a menudo difícil. Y también será un placer para el aeropuerto de Saarbrücken poder ayudar en el futuro.